Desarrollar una aplicación como Telegram y publicarla en tiendas como Google Play o la App Store de Apple no es un proceso sencillo. En particular, Apple es conocida por imponer una serie de requisitos rigurosos que los desarrolladores deben cumplir antes de que su aplicación pueda ser aprobada. Desde políticas de privacidad hasta verificaciones técnicas detalladas, cada aspecto de la app es minuciosamente revisado. Basta un error menor para que la app sea rechazada por Apple.
Con estas estrictas políticas en mente, resulta curioso ver cómo Pavel Durov, fundador de Telegram, ha sido objeto de críticas, mientras que las grandes plataformas como Apple y Google, que deciden qué aplicaciones se distribuyen, parecen estar exentas de responsabilidad. Telegram sigue estando disponible en estas tiendas, a pesar de las controversias, lo que nos lleva a preguntarnos si es justo centrar toda la atención en Durov. ¿Por qué las plataformas que facilitan la distribución no son igualmente responsables?
Como diría Checco Zalone, famoso por su ironía: «¡Pero esta gente (los que cuentan la historia) parece no entender del todo cómo funciona este mundo!»
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