Ciudad del futuro- Imagen de Tumisu en PixabayCiudad del futuro- Imagen de Tumisu en Pixabay

Hay algunas ciudades en el mundo que ya representan ventanas al futuro de la movilidad urbana. Gracias a inversiones específicas en tecnología, sostenibilidad y planificación integrada. China ya se proyecta hacia el futuro, mientras que en America avanzamos a diferentes velocidades. Aquí, el futuro llegará con 20 años de retraso.

Las mayores aglomeraciones urbanas surgirán en Asia. Una de las tendencias mundiales actuales es la fusión de grandes metrópolis con zonas urbanizadas más contiguas. Las ciudades satélites están siendo incorporadas, absorbidas por cuerpos urbanos que crecen de forma absurda, inverosímil. Así está ocurriendo en Pekín, que poco a poco irá englobando las ciudades vecinas de Hebei, donde se concentra la pequeña y mediana industria, y Tianjin, donde se concentra el polo industrial manufacturero. Pekín, por su parte, desempeñará el papel de distrito cultural y tecnológico.

La nueva megaciudad de 130 millones de habitantes se llamará Jing Jin Ji

La nueva ciudad se llamará Jing Jin Ji y tendrá una superficie estimada de 212.000 kilómetros cuadrados, ¡casi el tamaño de todo Kansas! Sus habitantes alcanzarán la cifra récord de 130 millones. Tanta gente junta representa un peligro: epidemias, contaminación, tráfico, enfermedades, problemas sociales. Por eso en China llevan desde 2013 planificando su futuro. Quieren que esta megaciudad sea lo más inteligente posible.  Aquí está, pues, el transporte de alta velocidad, para facilitar las conexiones entre núcleos urbanos. Aquí hay coches voladores, drones, metros superrápidos. Nueva York, Tokio, Shenzhen con la vecina Hong Kong y varias ciudades indias como Bombay también corren este riesgo.

Más comodidad nos costará en libertad

Encontrar soluciones inteligentes es cada vez más necesario para hacer frente a los problemas de urbanización del futuro próximo. Pagaremos la eficiencia y el confort con una pérdida de libertad. Eso está claro. El reconocimiento facial ya funciona en los aeropuertos más eficientes y en China también en el metro, para facilitar el paso a los viajeros autorizados. Más cámaras más control social, más datos personales en poder de quienes manejan el software.

El transporte urbano rápido será la clave para que las ciudades funcionen

En Asia se perfila la imagen de la megaciudad del futuro: un entorno urbano ultraconectado, sostenible e inteligente en el que conviven armónicamente el transporte público y el privado. No sólo Pekín, sino también ciudades como Tokio, Shenzhen, Shanghai y Singapur ya están experimentando con soluciones que se convertirán en norma en las ciudades globales del mañana. Analicemos cómo se transformarán los desplazamientos en este nuevo ecosistema urbano.

Transporte público: eficiente, autónomo e integrado

El transporte público será el pilar central de la movilidad urbana, rediseñado para ser más fluido, automatizado y ubicuo. Si lo pensamos bien, el coche privado se ha convertido en un obstáculo para el progreso. Hay demasiados y sólo mueven a una persona.

En Singapur, lanzaderas autónomas recorren ya rutas experimentales en barrios residenciales. En el futuro, estos vehículos sin conductor se integrarán en la red pública, adaptándose en tiempo real a la demanda gracias a sistemas predictivos basados en la inteligencia artificial.

Los distintos transportes públicos estarán interconectados

En ciudades como Tokio, la interconexión entre metro, tren, autobús y bicicleta es ya muy alta. Saldremos de casa y gracias a los distintos medios de transporte llegaremos al colegio, a la oficina, a una cita en un santiamén. No habrá necesidad de transporte privado. A lo sumo, una bicicleta plegable que se pueda llevar como un maletín. El uso de apps unificadas para planificar, pagar y sincronizar cada trayecto se convertirá en la norma, eliminando barreras entre los distintos medios. Se paga con la aplicación del teléfono, sin necesidad de monedas ni billetes. Por supuesto: todo sigue siendo trazable.

En Shenzhen, toda la flota de autobuses es ya eléctrica. En una futura megaciudad, todos los vehículos públicos funcionarán con fuentes renovables, con estaciones de recarga inteligentes e invisibles para el usuario.

Transporte privado: menos propiedad, más acceso

En la ciudad del futuro, el coche privado no desaparecerá por completo, pero cambiará de forma y función. Unos impuestos elevados desincentivarán la propiedad del coche, mientras que unas infraestructuras excelentes favorecerán la elección de alternativas públicas compartidas.

Coche eléctrico compartido: el modelo visto en Shanghai, donde los servicios de coche eléctrico compartido forman parte del paisaje urbano, será cada vez más popular. Los ciudadanos utilizarán flotas compartidas para rutas específicas, reduciendo la necesidad de la propiedad individual.

Vehículos autónomos personales: algunos usuarios, especialmente en el ámbito empresarial o para personas con discapacidad, podrán utilizar vehículos autónomos personales, similares a cápsulas móviles, como los que se están probando en Tokio o en el proyecto Woven City. Levantada cerca del monte Fuji, será una ciudad enteramente diseñada para poner a prueba el futuro de la movilidad.

Espacios flexibles y modulares: los futuros vehículos privados serán modulares, adaptándose a la carga o a la función (transporte de personas, mercancías o relax durante el viaje). Algunos prototipos de empresas japonesas prevén interiores configurables «sobre la marcha».

Infraestructuras inteligentes: el cerebro de la ciudad

Detrás de esta movilidad fluida estarán las redes de sensores, los datos en tiempo real y el control inteligente del tráfico. Semáforos inteligentes y tráfico predictivo: en Singapur, el sistema «Smart Mobility 2030» ya gestiona el tráfico anticipándose a los atascos. En el futuro, será posible desviar automáticamente el flujo de coches, transporte público y bicicletas para evitar atascos.

Gemelos urbanos digitales: algunas zonas de Shanghai ya utilizan modelos digitales de la ciudad para simular escenarios de tráfico. Estos gemelos digitales serán cruciales para la gestión de la movilidad en tiempo real.

Redes aéreas y verticales: en algunas megaciudades, los drones de carga y, en un futuro más avanzado, los vehículos de despegue vertical (VTOL), podrán transportar personas entre barrios o a centros periféricos, integrándose en el sistema multimodal.

Movilidad centrada en el ser humano

El sello distintivo de la megaciudad asiática del futuro será la centralidad de la experiencia humana. Las tecnologías no serán un fin en sí mismas, sino que se diseñarán para:

Reducir el tiempo de viaje.

Aumentar la seguridad.

Eliminar las barreras físicas y digitales para todos los segmentos de la población.

Devolver el espacio público a los peatones, la vegetación y las actividades sociales.

Tokio y Singapur, en particular, están repensando la ciudad no sólo como lugar de tránsito, sino como espacio habitable: calles rediseñadas para las personas, barrios de 15 minutos y movilidad blanda integrada.

El futuro ya está en marcha y cada minuto está más cerca

Si queremos entender cómo será la movilidad del futuro, no debemos mirar demasiado lejos, sino hacia el Este. Las metrópolis asiáticas ya están experimentando lo que en otros lugares sigue siendo sólo teoría. El transporte público se hace invisible, el sector privado se desmaterializa en servicios a la carta y toda la ciudad se mueve como un organismo coordinado.

La megaciudad del futuro no es ciencia ficción: es Tokio a las 8 de la mañana, es Shenzhen por la noche, es Singapur durante un aguacero tropical, y está cambiando el mundo, viaje a viaje.

Estados Unidos y Canadá: llegada selectiva y a varias velocidades

Las grandes ciudades a la vanguardia: centros como San Francisco, Los Ángeles, Nueva York y Toronto ya están probando vehículos autónomos, coches eléctricos compartidos e infraestructuras inteligentes.

Por ejemplo, Waymo (Google) opera servicios de robotaxi en Phoenix y San Francisco.

Las redes de transporte público de ciudades como Seattle o Vancouver se están centrando en la electrificación y la integración multimodal.

Principales obstáculos:

Urbanización dispersa: muchas ciudades norteamericanas están diseñadas para el coche privado, lo que dificulta un cambio rápido al modelo asiático.

Regulación lenta y fragmentada: cada estado tiene sus propias leyes sobre vehículos autónomos, uso de drones, etc.

Las soluciones más avanzadas se extenderán en los próximos 5-10 años en las grandes áreas metropolitanas, mientras que las zonas suburbanas y rurales seguirán ancladas al modelo tradicional durante más tiempo.

América Latina: adopción gradual y adaptada

Algunos ejemplos positivos proceden de Colombia. Bogotá ha introducido una de las redes de autobuses de tránsito rápido (BRT) más avanzadas, el TransMilenio.

Santiago de Chile está electrificando su flota de autobuses urbanos.

Curitiba (Brasil) es famosa desde hace décadas por su sistema de transporte público sostenible.

Medellín es un modelo de movilidad integrada, con ferrocarril urbano y metro.

Factores limitantes

Las grandes desigualdades económicas frenan el progreso. Muchas ciudades tienen grandes segmentos de población que viven en zonas periféricas (favelas) de difícil acceso.

Inversión limitada e infraestructuras obsoletas.

La inestabilidad política y urbana en algunas zonas dificulta la adopción de soluciones complejas o costosas.

Crimen organizado con poderes supranacionales.

La entrada en los servicios modernos será más lenta, pero los modelos híbridos, de bajo coste y adaptados al contexto (como autobuses eléctricos, coches compartidos localizados, teleféricos urbanos) tendrán cabida en los próximos 10-20 años, sobre todo en ciudades piloto.

Carlo Raspollini

Por Carlo Raspollini

Periodista, presentador, autor, director y productor con una destacada trayectoria de más de 40 años en la Rai y otras cadenas líderes de radio y televisión en Italia. Especialista en consultoría gastronómica y sumiller AIS. Ideator de Eventos internacionales y format para radio-tv-web, combinando su pasión por la comunicación, marketing, advertising, con la cultura enológica y el medio ambiente.

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