En los últimos años, algo ha quedado bastante claro: China está ganando terreno como socio comercial en Sudamérica, mientras que Estados Unidos parece estar quedando como segunda opción. Este giro no es casual. Se trata de una mezcla de factores económicos, estratégicos y políticos que han hecho que muchos países de la región empiecen a mirar hacia Asia con mayor atención.
¿Qué interés tiene china en latinoamérica?
China tiene una necesidad urgente de materias primas, y Sudamérica las tiene en abundancia. El gigante asiático no se detiene: su industria crece sin parar y necesita cobre, litio, soya, hierro, alimentos. Chile y Perú, por ejemplo, son grandes exportadores de cobre. Bolivia, Argentina y el propio Chile son claves en el suministro de litio, ese mineral que se ha vuelto vital para fabricar baterías. Y Brasil le vende toneladas de soya a China, un producto básico para alimentar tanto a su población como a su enorme industria ganadera. Además, Sudamérica ofrece estos productos a precios competitivos.
Pero el vínculo va más allá del intercambio de productos. China está invirtiendo con fuerza. No se limita a comprar: construye, financia, se instala. Un ejemplo concreto es el puerto de Chancay en Perú, un megaproyecto impulsado por capital chino que busca facilitar el comercio directo con Asia. Y no es el único. También hay inversiones en carreteras, telecomunicaciones incluyendo tecnología 5G y energía renovables: desde parques solares hasta represas hidroeléctricas. Todo esto, claro, le sirve a China, pero también trae empleo y desarrollo para muchos países de la región.
Sudamérica diversifica su estrategia: menos dependencia
La relación con Estados Unidos ha perdido fuerza. Washington ha estado más enfocado en sus propios problemas y en su guerra arancelaria, lo que ha dejado a América Latina algo descuidada. A eso se suman las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que han llevado al país asiático a buscar nuevos socios para suplir productos que ya no puede obtener con facilidad de los norteamericanos. Y ahí está Sudamérica con los brazos abiertos a las negociaciones.
Algunos productos sudamericanos compiten directamente con los de China en el mercado estadounidense. Esa competencia no ha sido del todo bien recibida en Washington, y ha empujado a varios países de la región a diversificar sus opciones. En ese contexto, China no solo compra: también invierte y ofrece condiciones atractivas. Esa combinación ha fortalecido enormemente su posición como socio comercial preferido.
Desde el lado sudamericano, este acercamiento no es una simple moda. Es una estrategia. Depender de un solo socio comercial como Estados Unidos, siempre ha sido un riesgo, especialmente en un mundo tan cambiante. La relación con China ha permitido a muchos países abrir nuevas puertas para exportar, atraer inversión y mejorar su infraestructura.
Te puede interesar leer también: