Su nombre era Sotirios Panopoulos, Sam para los amigos, y emigró de Arcadia en Grecia, donde nació en 1934, a Canadá cuanto tenía veinte años. Trabajó como minero durantes un tiempo y luego, junto a sus hermanos, abrió un restaurante donde vendía un poco de todo: hamburguesas, papas y cebollas fritas, tarta de questo, pollo frito. En 1962, la gran idea. La pizza se había vuelto popular y Sotirios, comenzó a servir el clásico plato italiano en Ontario. Con una diferencia: al tomate, a la mozzarella, le añadió pña. Llamó a su invento Pizza Hawaiana y Sotirios encontró el éxito, mientras que para los amantes de la buena comida y del buen sabor tradicional de la pizza, comenzó la agonía.
Una receta completamente errónea, empezando por el nombre. La piña es originaria de Brasil y de las tierras bajas de América del Sur y fue traída a Hawái a principios del siglo XX. Hoy en día, Costa Rica es el mayor productor del mundo. Pizza paulista o pizza tica serían entonces nombres más aceptables por rigurosidad histórica. Continuamos luego con una consideración de carácter digestivo: la doble acidez que provocan el tomate y la piña en el mismo plato es mortal para la digestión. Sin contar la gran cantidad de azúcar presente en la fruta, que en la mayoría de los casos es enlatada y por tanto se precocina y se trata con almíbar. En estas precarias condiciones, finalmente, la consistencia de la pizza se desperdicia. En resumen, un atentado a la buena y sana cocina.
Sin embargo, mientras en Italia la pizza con piña se considera un insulto y está vetada en la mayoría de las pizzerías, el resto del mundo conspira contra nuestro símbolo nacional. En Australia es muy popular, en Estados Unidos está entre las más solicitadas. En Polonia, sus ventas representan el 21% del total de pizza vendida. Y cuidado al tomar posición. Cuando el chef Gordon Ramsay tuiteó categóricamente “Pineapple does not go on top of pizza” -la piña no va encima de la pizza- recibió miles de mensajes de decepción. No es casualidad que en el mundo anglosajón reciba un 60% de aceptación. Las celebridades la aman. Justin Bieber, The Rock, Julia Roberts, Paris Hilton y otros famosos han declarado su amor por esta excéntrica combinación, convirtiéndose en impresionantes vehículos promocionales. La pizza hawaiana, en definitiva, no es más que el resultado del producto global, la contaminación que no siempre satisface a los puristas y crea “monstruos”.
Los canadienses están muy orgullosos de los orígenes de la pizza hawaiana y consideran esta variedad de “pizza” una gloria nacional. Cuando el presidente de Islandia, en 2017, expresó el pensamiento de gran parte del planeta Tierra (“la poña debería estar prohibida en la pizza”, el primer ministro Trudeau respondión en Twitter: “Tengo una piña. Tengo una pizza. Y apoyo esta deliciosa creación del suroeste de Ontario”. Ojalá quedara restringida ahí.
El artículo en italiano:https://maledettitropici.blogspot.com/2021/07/la-pizza-allananas-linnominabile-in.html
