Representan un increíble fenómeno de mezcla étnica entre españoles, italianos y otras comunidades internacionales. Si se aprueba una nueva ley sobre la ciudadanía italiana, existe el peligro de que dejemos de ver oriundos en la selección italiana, ¡cuando tienen parientes que se remontan mucho más allá de sus abuelos!
Los italianos encuentran fácilmente en el carácter de los argentinos muchas de sus características, como el individualismo, la brillantez artística, la intolerancia al orden y la organización, la dedicación a la familia, la pasión por el desafío, el juego, la diversión son similares en los dos pueblos. Como escribió Jorge Luis Borges, «el argentino es un italiano que se cree inglés y habla español». Un idioma que dista mucho del castellano que se habla en el resto del mismo continente. Con pronunciaciones y vocabulario en gran medida renovados y típicos (lunfardo) de los porteños (habitantes de Buenos Aires). Pensemos en la difusión de deportes típicamente anglosajones como el rugby, el polo, el tenis. La dedicación al «mate», que no es más que una especie de té. La admiración de la élite argentina por la sobria elegancia de los ingleses y su arquitectura. La propia Buenos Aires tiene más similitudes con París o Londres que con otras ciudades sudamericanas.
Buenos Aires es actualmente una ciudad más europea que las ciudades de Europa
La primera vez que visité la capital argentina, habiendo visto ya otras ciudades latinoamericanas, me sorprendió la arquitectura europea que me hizo sentir como en casa. Lo segundo fue que todas las personas con las que entré en contacto me recordaban a sus parientes italianos, incluso lejanos. Incluso los que no eran descendientes podían tener un pariente adquirido, un amigo, una afición por Italia. La tercera era la ausencia casi total de población de piel negra ni con características indígenas. No se encontraban ni indios ni afroamericanos, y si se encontraba alguno era un turista. Esto hace del paisaje de Buenos Aires la más europea de las capitales europeas, donde el crisol de razas es ya la norma. Sobre todo en ciudades multiétnicas como Londres y París. Sin embargo, la ciudad porteña tiene un alma latina muy profunda y se respira en todo lo que hacen los propios argentinos. Desde lo que comen, hasta las pasiones que cultivan, pasando por el sentido de la amistad y la servicialidad inconformista.
Por su parte, los italianos de Argentina han dado forma a la identidad nacional en casi todos los campos. De la arquitectura al deporte, de las finanzas a la gastronomía. Su influencia es tan profunda que han triunfado en lo mejor, y quizá incluso en lo peor, de las culturas de los pueblos europeos de los que descienden.
Un país tan rico que podría haber aspirado a protagonizar el mundo
En un país de enorme potencial productivo, con una inmensidad y una naturaleza de encanto incomparable, cuesta entender cómo no se han convertido en una potencia económica. El mismo problema tienen Brasil e India, ahora unidos en los Brics para convertirse en un polo de atracción con Rusia, China y Sudáfrica. Lo fueron, recuerdan algunos, en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Gracias también a las difíciles condiciones en que se encontraban los países directamente implicados en el conflicto. Argentina exportaba a Europa todo lo que necesitaba para recuperarse de la guerra. Los argentinos vivieron años de euforia económica, a los que sucedieron décadas de inflación, desempleo y corrupción pública a niveles sin precedentes. Sin embargo, lograron atravesar muchas crisis profundas, largas temporadas de inflación, tragedias como la de los desaperecidos, debida a una de las dictaduras fascistas más feroces. Lo han hecho sin dejar de ser un pueblo unido, capaz de hazañas inimaginables en campos distintos de la ecnomía. Campeones en numerosos deportes, desde fútbol hasta tenis, rugby, voleibol, polo y baloncesto.
Argentina ha expresado el mayor campeón de fútbol de todos los tiempos: Diego Armando Maradona
El fútbol argentino siempre ha sido una exposición de leyendas del fútbol. Diego Armando Maradona (1960-2020) fue el más grande de todos los tiempos. El genio y el desenfreno encarnados. Era capaz de hacer reír al cielo y blasfemar al infierno», dijo de él Jorge Valdano. Nacido en la villa miseria de Lanús, Maradona se convirtió en la mayor estrella del fútbol, mezcla de talento divino y rebeldía anárquica. Dotado de una técnica sobrehumana, un regate hipnótico y una visión de juego única. Arrastró al Nápoles a dos Scudettos (1987, 1990) y a Argentina al Mundial de 1986, marcando goles legendarios. El irregular con la mano enfureció a los ingleses. Pero no se vio, el VAR no existía y el Mundo lo reconoció como válido de todos modos. Desde entonces, el gol ha sido llamado ‘de la Mano de Dios‘ o incluso ‘Gol del Siglo‘ contra Inglaterra). Muchos consideran a Maradona superior a Pelé en cuanto a imaginación e impacto en el campo. Sin embargo, ambos eran amigos, se respetaban y participaron juntos en numerosos programas de televisión.
Un campeón víctima de sí mismo y de sus excesos
Fuera del campo, Diego fue víctima de sus excesos: cocaína, alcohol, amores tumultuosos y escándalos. De una relación nació su único hijo: Diego Jr. reconocido después de muchos años. Suspendido por dopaje en el Mundial de 1994, admitió sus adicciones sin filtros. Un líder carismático pero controvertido, amado como un dios y criticado como una maldición. Murió en 2020, dejando tras de sí el mito del pibe de oro: un talento inmenso, frágil e irrepetible, que lo ganaba todo pero no conseguía ganarse a sí mismo. Diego es una leyenda en Nápoles. El estadio lleva su nombre. En las calles del centro hay murales y pancartas que lo recuerdan, como el creador de dos “scudetti” ganados por el equipo local.
Lionel Messi, destinado a ser el heredero de Maradona y otros «mitos»
Sin embargo, el fútbol argentino es rico en campeones y a menudo, como Diego, tienen orígenes o antepasados italianos. Como Lionel Messi, de origen italiano (bisabuelos de Las Marcas y Piamonte), está considerado uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, junto con el portugués Cristiano Ronaldo. Actualmente juega en el Inter de Milán. Xavier Zanetti, ex capitán del Inter de Milán, nació en Buenos Aires de padres italianos (apulianos y calabreses). Abanderado del Inter, donde jugó 19 años, actualmente es vicepresidente del club. Gabriel Omar Batistuta, de orígenes italianos (abuelos toscanos y friulanos), tras años en la Fiorentina logró ganar un Scudetto con la Roma de Totti, gracias a sus goles al final de su carrera.
Una larguísima lista de futbolistas argentinos ha jugado en equipos italianos
En el presente y en el pasado, sin embargo, hay tantos campeones de ascendencia italiana que algunos jugaron en la selección italiana como oriundi: entre ellos Omar Sívori, nacido en San Nicolás de los Arroyos de padres piamonteses, jugó en la Juventus y en la selección italiana. Antonio Valentín Angelillo, bonaerense de padres napolitanos, jugó en el Inter y en la selección italiana. Humberto Maschio, otro de los «tres ángeles de cara sucia» (con Sívori y Angelillo) que jugó con Italia. Mauro Camoranesi, nacido en Argentina pero con abuelos de la región de Las Marcas, eligió Italia como selección nacional y ganó el Mundial de 2006. Otros futbolistas de origen italiano fueron Miguel Angel Montuori, Francisco Lojacono, Enrique Guaita, Raimundo Orsi, Attilio Demaria y Luisito Monti, el único jugador que disputó dos finales de la Copa Mundial con dos selecciones diferentes (Argentina 1930 e Italia 1934). Más recientemente han sido Eder Álvarez Balanta, de origen calabrés, Franco Vázquez, de abuelos apulenses, Giovanni Simeone, hijo de Diego, entrenador del Atlético de Madrid, de abuelos sicilianos, y Leandro Paredes, que jugó en la Roma, también de ascendencia italiana. Uno de los pocos italianos que tomó el camino inverso y jugó en Boca Juniors fue Daniele De Rossi, cuando terminó su aventura con la Roma.
No sólo fútbol: Argentina también produce campeones en otros deportes
En otros deportes también ha habido grandes campeones de origen italiano. Juan Manuel Fangio, piloto de carreras y cinco veces campeón del mundo de Fórmula 1, era hijo de inmigrantes de los Abruzos. Sergio Parisse, jugador de rugby italo-argentino, considerado uno de los mejores de su deporte. Gabriela Sabatini, ganadora del US Open 1990, única argentina en ganar un título de Grand Slam en individuales. Finalista en Wimbledon (1991) y el US Open (1988), medalla de plata olímpica en Seúl 1988. 27 títulos individuales de la WTA y 14 títulos de dobles, incluido Wimbledon 1988 formando pareja con Steffi Graf. Incluida en el Salón de la Fama en 2006 . Juan Martín del Potro, tenista que ganó el US Open 2009, venciendo a Roger Federer en la final. Medallista de plata en Río 2016 y de bronce en Londres 2012, además de la Copa Davis 2016 con Argentina. Retirado en 2024 tras problemas de muñeca y rodilla .
En el futuro existe el riesgo de que una ley italiana impida los orígenes del jugador más allá de sus abuelos
Si se hubiera aprobado antes el decreto ley promovido por el Gobierno italiano hace unas semanas sobre las nuevas disposiciones para obtener la nacionalidad, muchos de estos oriundi nombrados no habrían podido participar en las competiciones de la selección italiana, porque sus orígenes se remontan no sólo a sus abuelos, sino quizá incluso más allá. Por lo tanto, esta posible ley podría cortar las piernas a nuevas oportunidades de ver jugar en la selección italiana a campeones de origen italiano, sólo porque éstos se remontan a parientes más lejanos que los abuelos.
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