Gaza 2025 Imagen de Save_Palestine en PixabayGaza 2025 Imagen de Save_Palestine en Pixabay

Mientras la ofensiva israelí en Gaza supera los 54 000 muertos, la comunidad internacional se encuentra ante un punto de inflexión en sus relaciones con el Gobierno de Netanyahu. Recientemente, Chile y Brasil se han sumado a los países que condenan a Netanyahu.

El primero en cortar lazos fue Bolivia (noviembre de 2023), denunciando “agresión desproporcionada“. Le siguió Belice días después, condenando “bombardeos indiscriminados“. En América Latina, las rupturas totales comenzaron con gestos simbólicos como el de Bolivia. Posteriormente fue Colombia, en mayo de 2024. El Presidente Petro declaró: “Si muere Palestina, muere la humanidad“. Chile retiró a su embajador y anunció reducción de compras militares a Israel. Su Ministerio de Defensa insistió: “No afectará relaciones con EE.UU.“. Honduras y Brasil llamaron a consultas a sus embajadores. Lula da Silva acusó a Israel de cometer “genocidio“. En un comunicado de la BBC del 30 de mayo se puede leer que “Los gobiernos de Brasil, Chile y Colombia se sumaron a la ola de acciones diplomáticas que buscan poner presión sobre Israel para que, como mínimo, permita el libre ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, donde el bloqueo israelí está provocando una grave hambruna.

Condenas globales: de la retórica a la justicia

Más de 120 países apoyaron resoluciones exigiendo alto al fuego y ayuda humanitaria. La Asamblea General ONU calificó imágenes de Gaza como “desgarradoras”. La Corte Penal Internacional emitió solicitudes de órdenes de arresto contra Netanyahu y su ex Ministro de Defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra (mayo de 2024). La Corte Internacional de Justicia investigó denuncia de genocidio presentada por Sudáfrica. Medidas preliminares ordenaron a Israel permitir ayuda humanitaria, algo ignorado.

Presiones económicas clave


En Turquía la suspensión total de comercio (US$7,000 millones/año) fue la mayor sanción económica hasta ahora. En la Unión Europea la revisión del acuerdo de asociación con Israel podría congelar sus beneficios comerciales. España, Bélgica, Canadá congelaron parcialmente la venta de armas.

Crisis humanitaria: el detonante

Los desplazamientos masivos (1.4 millones en Rafah solo en mayo de 2024) y la hambruna generalizada son el centro de las condenas: el bloqueo de ayuda humanitaria desde marzo de Gallant agravó la catástrofe, presentada como un asedio del ejército de Israel. Solo entraron 95 camiones de ayuda en un día, frente a los 500 diarios necesarios.
Hambre como arma. El 92% de niños menores de 2 años y mujeres embarazadas sufren desnutrición aguda. 57 niños murieron por inanición en dos meses.
Protestas desesperadas se extendieron por todo el mundo occidental. Saqueos a almacenes de la ONU en Gaza reflejan la lucha por sobrevivir. “No quiero que mi hijo muera con hambre“, declaró un desplazado a Amnistía Internacional.

¿Genocidio? El debate que divide al mundo


Mientras Israel insiste en su “derecho a defenderse“, expertos y organismos señalan patrones de exterminio: la Convención sobre Genocidio de 1948 incluye “someter a condiciones de existencia que acarreen destrucción física“. Expertos como Omar Shakir (HRW) y Omer Bartov (historiador del Holocausto) sostienen que Israel cumple este criterio.
Declaraciones de funcionarios israelíes, como Bezalel Smotrich (“Purificar Gaza“), son citadas como prueba de intencionalidad.

Ahora, la acusación de antisemitismo es cuestionada por los mismos judíos que se oponen a Netanyahu.


La respuesta israelí acusa a críticos de “antisemitismo” y vincula protestas con apoyo a Hamás. Esa es una vieja estrategia ideada por Abba Eban, un político israelí, lider sionista con Chaim Weizmann y luego elegido en las filas del Partido Laborista en la Knesset. Más veces ministro del Gobierno de Israel, desde 1966 hasta 1974. Eban, en los primeros años de la ocupación israelí de los territorios palestinos, decidiò en tachar de antisemitas las críticas negativas sobre la actuación del Gobierno israelí. Sin embargo, resulta evidente y lógico para todos que el antisemitismo no tiene nada que ver con las valoraciones éticas o jurídicas sobre los actos del Gobierno de Israel. Que, evidentemente, no representa ni a la religión judía ni a toda la etnia de ese pueblo. De hecho, son ya muchos los levantamientos de amplios sectores de intelectuales, religiosos y de la propia población de cultura judía en varios países del mundo contra los crímenes de guerra cometidos por el ejército israelí en Gaza y Cisjordania.

Presión creciente, soluciones lejanas


La ola de condenas a Israel marca un giro histórico: nunca antes su política había generado un aislamiento tan amplio. Pero con EE.UU. y Alemania manteniendo flujos de armas (US$17,900 millones enviados por Washington), el impacto concreto sigue siendo limitado. Mientras la comunidad internacional debate sanciones, Gaza vive su hora más oscura: 2.4% de su población ha muerto y el 85% está desplazada. Como resume un diplomático latinoamericano: “El simbolismo de romper relaciones es importante, pero no salvará vidas. Solo un alto al fuego global lo hará“.


(Fuente clave: datos actualizados a mayo de 2025 según OCHA, Amnistía Internacional y reportes de EL PAÍS, BBC y Human Rights Watch.)

Carlo Raspollini

Por Carlo Raspollini

Licenciado en Ciencias Sociales en el 1974 (Trento). Periodista, presentador, autor, director y productor con una destacada trayectoria de más de 40 años en la Rai y otros networks de radio y televisión en Italia. Especialista en consultoría gastronómica y sumiller AIS. Ideator de Eventos internacionales y format para radio-tv-web, combinando su pasión por la comunicación, marketing, advertising, con sociologia, cultura, medio ambiente.

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