A través de los «Corredores Verdes», la ciudad ha transformado las zonas urbanas en espacios verdes, reduciendo las temperaturas y fomentando la biodiversidad y el regreso de muchas especies animales.
Medellín es una de las ciudades más bellas de Colombia, con 1.158 kilómetros cuadrados. Frecuentada por muchos turistas y con una atractiva vida social y cultural, es la capital del departamento de Antioquia. Actualmente se ha convertido en un referente internacional por sus innovaciones en materia de transformación urbana, destinadas a mejorar las condiciones de vida. Gracias a la actual administración del alcalde Federico Gutiérrez, se han ejecutado obras públicas que han transformado el rostro de Medellín. Para gran beneficio de millones de habitantes.
El objetivo era mejorar el paisaje, disminuir la temperatura del centro de la ciudad infestado de hormigón, mejorar la calidad del aire que respiran, aumentar la sombra y permitir un hábitat natural para especies endémicas de insectos y pequeños mamíferos y aves.
El sistema botánico de los Corredores Verdes
Desde 2016, Medellín ha desarrollado 30 corredores verdes: 18 a lo largo de vías principales y 12 a lo largo de vías fluviales. Estos corredores conectan parques, colinas y ríos, creando una red de espacios verdes por toda la ciudad. Se plantaron más de 880.000 árboles y 2,5 millones de plantas más pequeñas, seleccionadas por su capacidad de absorber contaminantes y resistir el entorno urbano. Por ejemplo, se eligió el árbol de mango (Mangifera indica) por su eficacia para absorber partículas PM2,5 y su resistencia a la contaminación.
La temperatura llegó a descender ¡hasta 3°C!
Las mediciones realizadas entre 2016 y 2019 mostraron un descenso de la temperatura media del aire de 31,6 °C a 27,1 °C en las zonas con corredores verdes. La temperatura de la superficie bajó de 40,5°C a 30,2°C. Estos cambios ayudaron a reducir el uso del aire acondicionado y a mejorar el confort térmico urbano.
Organización del mantenimiento y control
El mantenimiento de los corredores verdes se confía a un equipo de unos 150 jardineros urbanos, muchos de los cuales proceden de entornos desfavorecidos o han sido desplazados por conflictos armados. Estos jardineros han sido formados por el Jardín Botánico de Medellín y trabajan en equipo, supervisados por ingenieros forestales, para garantizar la salud y el crecimiento de las plantas. Entre 2016 y 2019, se emplearon 2.600 trabajadores en el conjunto del proyecto.
El coste anual del mantenimiento de los corredores es de aproximadamente 625.000 dólares. La ciudad también ha implicado a la comunidad mediante programas de presupuestos participativos, permitiendo a los ciudadanos decidir sobre las inversiones verdes y promoviendo el voluntariado para cuidar los espacios.
Beneficios medioambientales y sociales
Además de reducir las temperaturas, los corredores verdes han dado lugar a:
Disminución de los niveles de contaminantes atmosféricos como las PM2,5 y las PM1,0, así como de los niveles de ozono, lo que ha reportado enormes beneficios para la salud.
La tasa de mortalidad por infecciones respiratorias agudas en la ciudad ha descendido de 159,8 por mil habitantes a 95,3. El uso de la bicicleta aumentó un 34,6% y los desplazamientos a pie un 4%.
El aumento del uso de la bicicleta se vio facilitado por la construcción de 80 km de nuevos carriles bici como parte del proyecto y por los senderos sombreados. La reducción de los casos de infecciones respiratorias agudas es un indicador de la mejora de la calidad del aire.
Las condiciones ambientales atmosféricas han propiciado un aumento de la biodiversidad urbana, con el regreso de especies animales que antes habían desaparecido (mariposas monarca e insectos polinizadores; loros y periquitos; mamíferos nocturnos, zarigüeyas, zorros; muchos felinos, que son una garantía contra ratones y lagartos). Además, los estudios de biodiversidad identificaron 30 especies diferentes de mariposas en uno de los cinco corredores verdes muestreados, lo que demuestra un aumento significativo de la diversidad de insectos
Iniciativas de conectividad ecológica
Para facilitar el desplazamiento seguro de la fauna por el entorno urbano, Medellín ha transformado tres puentes peatonales en desuso en corredores verdes dedicados a la vida salvaje. Estos pasajes ecológicos conectan distintos ecosistemas, permiten que los animales se muevan libremente y contribuyen a mitigar el cambio climático gracias a la vegetación que absorbe dióxido de carbono. Estas iniciativas demuestran cómo la integración de infraestructuras verdes en las zonas urbanas puede fomentar la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de los habitantes de las ciudades.
Un modelo para otras ciudades
El éxito de los «Corredores Verdes» de Medellín ha atraído la atención internacional, inspirando a otras ciudades colombianas como Bogotá y Barranquilla a adoptar estrategias similares. Este proyecto demuestra cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden abordar eficazmente los retos urbanos relacionados con el cambio climático, mejorando al mismo tiempo la calidad de vida de los ciudadanos.
Otras ciudades que han adoptado medidas verdes
El éxito de los corredores verdes de Medellín ha inspirado a otras ciudades a seguir este ejemplo de innovación ecológica. Hay muchos proyectos en estudio, en construcción o ya ejecutados que pretenden mejorar la vida de los ciudadanos. En concreto, Copenhague es la ciudad con más espacios verdes de Europa. San Francisco ha utilizado las azoteas de los edificios para crear jardines y parques denominados espacios públicos abiertos de propiedad privada. Barcelona estudia la creación de parques y corredores verdes. Berlín, conocida por sus jardines Tiergarten, cuenta con el Cinturón Verde de 1393 kilómetros a lo largo de la antigua frontera de las dos Alemanias. Roma, que es la ciudad más verde de Europa, tiene incluso granjas en su término municipal.