¿Qué significa ser joven y tener raíces italianas en un continente tan vibrante y diverso como América Latina hoy en día? No hay una única respuesta, porque la experiencia de los jóvenes italo-descendientes es un mosaico de historias, acentos y sueños.
No estamos hablando de los inmigrantes que llegaron hace décadas, sino de sus nietos y bisnietos, nacidos y criados en tierras latinoamericanas, pero con un pedacito de Italia en su ADN cultural.
Vemos por ejemplo Sofía, una joven diseñadora gráfica en Buenos Aires. Sus abuelos llegaron de un pequeño pueblo del sur de Italia. En su casa se seguían ciertas tradiciones, se preparaban platos específicos los domingos y se hablaba a veces en un dialecto que Sofía ya no entiende por completo. Para Sofía, la cultura italiana no es solo un libro de historia familiar; es una influencia sutil pero constante en su vida.
Lo que encanta de la cultura italiana
Le encanta la estética del cine italiano, sigue a diseñadores de moda italianos y, aunque no habla fluidamente, puede entender algunas frases y le fascina la musicalidad del idioma. Tambien le gusta las peliculas de Juan Diego Solanas, hijo de Pino Solanas, un director de cine argentino quien vive en Montevideo (Upside Down; El hombre sin cabeza; Nordeste; La Nube…) . Juan viviò mucho tiempo en Roma y en Paris. Adsorbiendo la cultura de esos paises.
Sofia participa en grupos de redes sociales de jóvenes descendientes donde comparten memes sobre “la mamma italiana” o fotos de platos de pasta hechos en casa. Es una forma de conectarse con algo que siente que le pertenece, aunque esté a miles de kilómetros de distancia.
Roberto estudiante en São Paulo, no habla el idioma italiano
Pero no todos viven la herencia de la misma manera. Pensemos en Roberto, un estudiante de ingeniería en São Paulo. En su familia, la italianidad se manifiesta más a través de la comida y las reuniones ruidosas de los domingos, llenas de tíos y primos. El idioma italiano no se habla en casa, y su conexión con Italia es más abstracta, ligada a la historia de la migración de sus ancestros en busca de una vida mejor. Sin embargo, se siente parte de una comunidad. Cuando conoce a alguien con un apellido italiano, hay una chispa de reconocimiento, una afinidad instantánea.
La redes sociales es fundamental para tenerse en contacto con otros jovenes
Muchos de estos jóvenes se conectan a través de asociaciones italianas locales, eventos culturales o simplemente por el boca a boca. Las redes sociales, claro, juegan un papel gigante, creando espacios virtuales donde pueden compartir experiencias, buscar documentos para la ciudadanía o simplemente sentirse parte de un grupo que entiende esas particularidades.
En Italia aún no han entendido quiénes son hoy los italianos en el extranjero
En Italia a menudo no se dan cuenta de esta generación y piensan en los italianos del extranjero como si todos siguieran siendo como aquellos emigrantes de hace más de un siglo. En cambio, hoy existe una generación de profesionales que podría ser útil para la causa del crecimiento demográfico y para empleos cualificados en el ámbito tecnológico y no sólo para la creatividad artística.
A veces el italiano no se aprende más en casa
El tema del idioma es fascinante y complejo. La gran mayoría de estos jóvenes hablan español o portugués como lengua materna. El italiano rara vez se aprende en casa, a menos que haya habido un esfuerzo consciente por parte de los padres o abuelos. Muchos, como Sofía, pueden entender algo o tienen algunas frases grabadas. Otros, motivados por curiosidad, la posibilidad de la ciudadanía o simplemente el deseo de conectarse más profundamente con sus raíces, deciden estudiar italiano más adelante, en institutos culturales o academias privadas. Pero la comunicación entre ellos es predominantemente en la lengua local. Interesantemente, sí hay una influencia en el lenguaje. No tanto en la gramática, pero sí en el uso de algunas expresiones italianas sueltas (como “mamma mia!“, “prego“, “ciao“) que se incorporan al habla cotidiana, a veces de forma irónica o afectuosa. Es un pequeño guiño a su herencia.
Y la comida, ¡ah, la comida! Innovación y adaptación
Si hay algo que une a casi todos los italo-descendientes, es la pasión por la cocina italiana. Pero aquí es donde la tradición se encuentra con la innovación y la adaptación. Las recetas de las abuelas son sagradas, sí, pero también se mezclan con los ingredientes y sabores locales. Una salsa para la pasta puede llevar un toque de ají, o un postre tradicional puede incorporar frutas tropicales.
Las milanesas (una adaptación de la cotoletta) son un plato casi nacional en algunos países como Argentina y Uruguay, mostrando cómo la cocina italiana fue absorbida y transformada por la cultura local. Las reuniones familiares alrededor de una mesa llena de comida son un ritual que se mantiene vivo, un ancla a la identidad italiana.
El futuro: donde se ven en 5 o 10 años?
Pensar en el futuro para los jóvenes italo-descendientes en América Latina implica navegar entre las oportunidades locales y, a veces, la tentación de mirar más allá. ¿Dónde se ven en 5 o 10 años? La respuesta varía enormemente, influenciada por su contexto socioeconómico, su educación y su nivel de conexión con la italianidad.
Para muchos, el futuro se construye aquí mismo, en sus países de origen. Estudian carreras que consideran con buenas salidas laborales en el contexto latinoamericano, como ingeniería, administración de empresas, medicina, derecho o carreras relacionadas con la tecnología, que está en auge. Se adaptan a las realidades y los desafíos de sus entornos, buscando crecer profesionalmente en el sector público o privado, o emprendiendo sus propios negocios. La diáspora italiana les ha inculcado, a menudo, un fuerte sentido del trabajo duro y la resiliencia, cualidades que aplican a sus proyectos personales y profesionales.
La importancia del pasaporte italiano
Sin embargo, la posibilidad de tener un pasaporte italiano (o la expectativa de obtenerlo) abre una ventana a otras opciones que sus pares sin esa doble ciudadanía no tienen tan a mano. Europa, y en particular Italia, se presenta como una posibilidad atractiva para algunos, ya sea para continuar sus estudios, ganar experiencia laboral o simplemente vivir una temporada en el país de sus ancestros. No es una ruta elegida por la mayoría, pero sí una “carta bajo la manga” que muchos valoran. Es un camino que a veces implica dejar atrás la comodidad de lo conocido y enfrentar nuevos desafíos, incluyendo barreras idiomáticas si no dominan el italiano.
Otros miran a EE.UU. o Canadà
Otros, aunque menos, consideran a Estados Unidos o Canadá, quizás atraídos por oportunidades académicas o laborales específicas, o por tener lazos familiares allí. La decisión de emigrar o quedarse depende de un balance entre las oportunidades percibidas en el exterior y las posibilidades que ven en casa, sumado al apego a sus familias y culturas locales.
Se sienten atraidos más por campos creativos
En cuanto a las profesiones, más allá de las tradicionales, muchos jóvenes italo-descendientes se sienten atraídos por campos creativos, como el diseño, la gastronomía (¡claro!), las artes, la comunicación o profesiones relacionadas con la sostenibilidad y el impacto social, reflejando tendencias globales y una conciencia creciente sobre estos temas. La influencia italiana se puede manifestar en su enfoque estético, en su aprecio por la calidad artesanal o en un particular gusto por la innovación. Donde piensan encontrar trabajo, depende mucho de su área de estudio y de sus contactos (las redes familiares y de la comunidad italiana local a veces pueden abrir puertas). Sin embargo, como la mayoría de los jóvenes hoy en día, saben que la flexibilidad, la adaptación a los cambios tecnológicos y la formación continua serán claves para navegar el complejo mercado laboral del siglo XXI.