Playa de Montesinos en Republica DominicanaPlaya de Montesinos en Republica Dominicana

El Gobierno debe enfrentarse con una grave crisis de acumulación de residuos, con un pico dramático en la Playa Montesinos, en la capital, Santo Domingo. El riesgo es que ocurra algo imponderable que alarme a turistas y turoperadores y cree una oleada de abandonos a las instalaciones turísticas de la isla

En 2018, 500 voluntarios recogieron 30 toneladas de plástico en solo 3 días (alrededor de 10 toneladas por día), pero el problema se repite cíclicamente, agravado por la falta de infraestructura de gestión.
Los ríos Ozama e Isabela son los principales vectores de contaminación: botellas, envoltorios y microplásticos llegan al océano, dañando el ecosistema marino y amenazando la salud humana. Se estima que el 80% de los residuos oceánicos provienen de ríos, muchos de ellos cursos de agua urbanos pequeños, como los dominicanos.

Se vien pidiendo de cerrar el Vertedero de La Duquesa en Santo Domingo Norte

En un artículo de El País (2023) se aborda la crítica situación de los vertederos a cielo abierto en República Dominicana, centrándose en el caso del vertedero de Duquesa. Mercedes García Marín, de la AECID, señala que “se venía pidiendo el cierre de Duquesa desde hace años; hay muchos incendios no controlados”, cuyos efectos llegaban incluso a Santo Domingo. El barrio colonial se encuentra a solo 13 kilómetros del vertedero, y muchas comunidades viven junto a estos basurales, de los cuales sobreviven personas como Esterio. A pesar de su impacto, el tema había estado fuera de la agenda pública hasta un incendio masivo en abril de 2020 que “abrió los ojos a muchas personas”, según Falkner Olmedo, del BID. Él subraya que “el crecimiento del país depende del turismo, y ningún turista quiere ver basura”, y destaca la complejidad del problema: “abarca desde la producción, el consumo, a la cultura de reciclaje. Y no hay cultura de reciclaje”.

“Los dominicanos tira basura en cualquier lugar!”

García Marín refuerza esta idea al indicar que “es un país que vive fundamentalmente del turismo, pero menos del 20% del territorio cuenta con alcantarillado y apenas entre el 5 y el 10% del agua pasa por una planta de tratamiento. Todo va al mar y los suelos”. Además, cada comunidad tiene su propio vertedero informal, donde se quema o desecha la basura sin control. Esta situación es evidente en Santo Domingo y San Cristóbal. Indhira de Jesús, viceministra de Gestión Ambiental, también apunta a la falta de conciencia cívica: “Cualquier dominicano tira basura en cualquier lugar. Es una cuestión de educación ciudadana”.

El Vertedero de Duquesa

El vertedero principal de Santo Domingo es el Vertedero de Duquesa, ubicado en Santo Domingo Norte. Ahí se lleva la mayoría de la basura recolectada oficialmente por el sistema municipal de residuos. Playa Montesinos no es un vertedero, pero los residuos terminan allí porque son arrastrados por los ríos Ozama e Isabela, que a su vez reciben toneladas de desechos arrojados ilegalmente en cañadas, barrios y zonas sin recolección formal. Es decir, la basura no se “descarga” directamente en la playa, sino que “llega” flotando desde los ríos, debido a una mala gestión de residuos en toda la ciudad.

La Playa Montesinos es víctima de la contaminación, no un destino oficial de descarga. El verdadero destino es Duquesa, aunque este vertedero está sobrecargado y mal gestionado, lo que provoca que gran parte de los residuos termine en el sistema fluvial y, finalmente, en el mar.

Intenciones del gobierno y colaboraciones internacionales

El gobierno dominicano ha iniciado colaboraciones con ONG como Parley for the Oceans y Waste Free Oceans, que han recuperado más de 40 toneladas de plástico desde 2021, transformándolas en productos reciclados.
En 2023 se probó el sistema Interceptor, desarrollado por Ocean Cleanup: una barrera flotante que detiene los residuos antes de que lleguen al mar. Sin embargo, aún faltan políticas estructuradas. Proyectos como el mercado de Los Guandules, financiado por la UE, incluyen talleres sobre gestión de residuos, pero siguen siendo iniciativas locales, no sistémicas.

Riesgos para el turismo

El turismo, un sector clave para el PIB dominicano (7,4 millones de visitantes en 2023), está en riesgo. Las playas contaminadas y la acumulación de plástico amenazan la imagen del Caribe, mientras que la descomposición de residuos orgánicos genera emisiones de metano y contamina los acuíferos, deteriorando aún más la calidad ambiental.

Propuestas innovadoras: modelos desde Noruega y Europa

Sistema de depósito noruego (DRS). Noruega recicla el 92,3% de las botellas de PET gracias a un sistema de depósito: los consumidores pagan una fianza (de 0,20 a 0,30 €) que se reembolsa al devolver los envases vacíos en más de 15.000 puntos de recolección. El modelo, gestionado por Infinitum, involucra a productores y ciudadanos, con incentivos económicos para las empresas que alcanzan un 95% de reciclaje.

Costos iniciales: instalación de máquinas RVM (unas 3.900 en Noruega).

Ventajas: reducción de residuos urbanos (-30% en costos de eliminación) y creación de un mercado circular del plástico reciclado.

Tecnologías fluviales


El Interceptor de Ocean Cleanup, ya probado en Santo Domingo, captura residuos con barreras flotantes ancladas a los ríos, separando plásticos y materiales inorgánicos. Un ejemplo similar en Italia (“Il Po d’amare”) recolectó 540 kg de residuos en 4 meses.

Compostaje y valorización energética


Los residuos orgánicos (40-60% del total) podrían transformarse en compost o energía. La valorización energética, como en Francia, reduciría la dependencia de combustibles fósiles, cubriendo parte de la demanda eléctrica nacional (actualmente solo el 14% proviene de fuentes renovables).

Costos y oportunidades económicas

Recolección diferenciada. En Noruega, el sistema DRS requiere inversiones iniciales (2.300 millones de euros por 100.000 máquinas), pero genera ahorros a largo plazo (-350 millones/año en costos de gestión).

Reciclaje del plástico. El PET reciclado tiene un valor de mercado de ~400 €/tonelada. Con 21.000 toneladas recicladas/año (como en Noruega), República Dominicana podría generar ingresos significativos.

Incentivos. Impuestos ambientales progresivos a empresas, como en Noruega, y recompensas a ciudadanos (ej. descuentos o sorteos) aumentarían la participación.

Conclusiones: hacia un modelo sostenible

Para proteger el turismo y el medio ambiente, República Dominicana deberia adoptar un sistema DRS con depósito, involucrando a productores y distribuidores.

Implementar tecnologías como Interceptor en los ríos críticos.

Invertir en plantas de compostaje y valorización energética.

Fomentar alianzas internacionales (UE, OCDE) para financiamiento y transferencia de conocimiento.

Aunque los costos iniciales serían altos, los beneficios económicos (reducción de residuos, ingresos por reciclaje) y ambientales (protección costera, energía limpia) justifican la inversión, convirtiendo una crisis en una oportunidad de desarrollo sostenible.

Carlo Raspollini

Por Carlo Raspollini

Licenciado en Ciencias Sociales en el 1974 (Trento). Periodista, presentador, autor, director y productor con una destacada trayectoria de más de 40 años en la Rai y otros networks de radio y televisión en Italia. Especialista en consultoría gastronómica y sumiller AIS. Ideator de Eventos internacionales y format para radio-tv-web, combinando su pasión por la comunicación, marketing, advertising, con sociologia, cultura, medio ambiente.

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