Cómo los retos virales envenenan la adolescencia latinoamericana. Las redes sociales han tejido una nueva realidad para los adolescentes latinoamericanos: un mundo donde la aceptación se mide en “likes” y la osadía se convierte en moneda social
En Colombia, un niño de 13 años desapareció durante exactamente 48 horas. Sus padres, desesperados, movilizaron a la comunidad, alertaron a las autoridades y vivieron una angustia inimaginable. Cuando reapareció, exhausto pero ileso, confesó: “Era un reto… quería ganar puntos“. Este caso real, documentado por la Policía de Boyacá en enero de 2025, no es una anomalía . Es el síntoma de una epidemia regional donde la búsqueda de visibilidad y pertenencia se ha vuelto mortal.
Los Juegos Macabros que Envician a Nuestros Jóvenes
Latinoamérica enfrenta una ola de retos digitales que convierten el riesgo en espectáculo. El “Desafío de las 48 Horas” ha encendido las alertas policiales desde México hasta Argentina. Los adolescentes desaparecen deliberadamente de sus hogares, buscando acumular puntos según la reacción que generen: mensajes de búsqueda en redes (10 puntos), movilización comunitaria (50 puntos), alerta Amber (100 puntos). Cada punto es una herida abierta en el tejido familiar .
Viralizar el video como trofeo digital
Pero el horror no termina ahí. En las calles, “La Caza del Pijo” transforma la envidia en violencia. Jóvenes de barrios acomodados son emboscados, golpeados y humillados mientras sus agresores graban la paliza. El objetivo: viralizar el video como trofeo digital. En Madrid ya se reportaron casos en Chamartín, pero las autoridades temen su replicación en ciudades latinoamericanas donde la desigualdad social es campo fértil para este odio grabado .
Más silencioso pero igualmente letal, el “Quien Duerma el Último Gana” ha intoxicado a menores en al menos ocho países. Adolescentes ingieren ansiolíticos como Rivotril, apostando a resistir la somnolencia mientras graban su deterioro bajo el hashtag #clonazepam. La euforia inicial da paso a depresión respiratoria, daño neurológico y, en casos extremos, la muerte cerebral .
El Cerebro Adolescente Bajo la Tiranía del Like
¿Qué impulsa esta pulsión autodestructiva? La neurociencia ofrece respuestas alarmantes. Estudios con resonancia magnética revelan que el cerebro adolescente enciende sus centros de recompensa como fuegos artificiales cuando siente la mirada social. En experimentos controlados, jóvenes que evitaban riesgos al conducir solos, pisaban el acelerador al saber que sus pares los observaban .
Rompe Cráneos como juego social
Esta “borrachera neurológica” explica por qué retos como el “Rompe Cráneos” se propagan como incendios forestales. El juego parece simple: dos personas enlazan sus brazos formando una base, una tercera corre para impulsarse y saltar. Pero cuando la sincronización falla—intencional o accidentalmente—, la caída de cabeza contra el suelo causa daños catastróficos: fracturas cervicales, hemorragias cerebrales, lesiones medulares irreversibles. Aun así, TikTok lo disfraza de “juego inocente” .
La Doble Cara de la Conectividad
El estudio regional más exhaustivo, realizado en 2024 por la Red Grooming LATAM con 28.360 adolescentes, pinta un panorama desolador: el 63% obtuvo su primer celular a los 9 años, adentrándose en mundos digitales sin mapas ni brújulas adultas. Seis de cada diez chicos conversan habitualmente con desconocidos en redes o videojuegos sin percibir peligro .
Esta hiperconexión sin supervisión tiene efectos perversos:
– Sextorsión: El 60% participa en retos virales, algunos implican enviar fotos íntimas a “amigos” que resultan ser perfiles falsos
– Grooming: Siete de cada diez desconocen este término, ignorando que adultos pueden usar identidades falsas para acoso sexual
– IA Perversa: Crece el uso de inteligencia artificial para generar imágenes sexualizadas con rostros de menores, circuladas como “broma” en grupos escolares
La Luz en el Laberinto Digital
Frente a esta realidad, especialistas como Claudia Garzón (Universidad de La Salle) proponen estrategias basadas en neuroeducación:
– Reconexión familiar: Simular la presencia materna reduce conductas de riesgo un 40% en estudios experimentales. Un simple “¿qué retos ves hoy?” abre puertas críticas
– Pensamiento crítico: Enseñar a cuestionar retos con preguntas simples: “¿Lastimaría a alguien? ¿Me avergonzaría después? ¿Lo haría sin audiencia?”
– Redes positivas: Promover desafíos como el PañueloChallenge de Fundación Aladina, que usa viralidad para concienciar sobre cáncer infantil
El Futuro no Está Escrito
Cuando Diego volvió tras su “desaparición programada“, sus padres no gritaron. Abrazaron su silueta temblorosa y luego iniciaron una revolución doméstica: cenas sin celulares, pactos de transparencia digital, acompañamiento sin juicio. Hoy Diego administra un perfil que alerta sobre retos peligrosos. Su primer post fue contundente: “Los likes se borran. Las heridas no” .
Latinoamérica tiene una elección: normalizar la tragedia o construir ciudadanía digital desde el aula y el hogar. Porque como advierte la Red Grooming LATAM: la seguridad online “no se hereda, se aprende“. Nuestros adolescentes no necesitan vigilancia obsesiva, sino herramientas para navegar el océano digital sin ahogarse en sus corrientes más traicioneras . La próxima víctima podría estar a un click de distancia—o a un abrazo de la salvación.