Explorando las fronteras de la investigación científica en inmunología y bioquímica. En esta exclusiva conversación, descubrimos el extraordinario camino y las pasiones encendidas del doctor Bruno Lomonte, destacado investigador en el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica. A través de sus palabras, nos sumergimos en el fascinante mundo de la ciencia, explorando los desafíos y éxitos en la lucha contra las intoxicaciones por mordeduras de serpientes y mucho más.
¿Cómo influyó su origen italiano en su desarrollo científico y su carrera como investigador en Costa Rica, considerando que nació en Italia y luego llegó a una edad temprana a Nicaragua y más tarde a Costa Rica con su familia?
Efectivamente, mi familia llegó a Nicaragua cuando yo tenía 8 años, y al año siguiente nos establecimos definitivamente en Costa Rica, en donde cursé el 4º grado de primaria en el Colegio Calasanz, gracias a una beca. Realmente no he pensado mucho sobre cómo mi origen italiano puede haber influenciado mi carrera, aunque sí recuerdo que durante mis años de educación primaria, secundaria y unniversitaria me causaba una cierta influencia el aprender que muchos personajes que dejaron un huella profunda en la historia universal era italianos: por ejemplo aprender sobre un Cristoforo Colombo, un Leonardo da Vinci, Michelangel, Alessandro Volta, Enrico Fermi, Giuseppe Verdi y tantos más, siempre me causaron un efecto de orgullo de saber que mi pais natal ha producido grandes artistas, pensadores y científicos.
¿Cómo describiría su trayectoria desde su infancia en Italia hasta convertirse en un destacado investigador y catedrático en el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica, y cómo influyeron las experiencias vividas en Italia y en América Central en su camino profesional?
De lo poco que recuerdo de la infancia en Italia es que era muy curioso y me gustaba ver cómo funcionaban las cosas ‘por dentro’, por ejemplo un juguete, y tambien recuerdo que me encantaban los libros. Durante el colegio sentí que mi afinidad era hacia las ciencias naturales y tuve la suerte de contar con un profesor que estimulaba nuestra iniciativa por lo biológico y lo químico, con lo cual encontré en la Universidad de Costa Rica la carrera ideal que combinaba ambos campos junto con el de los microorganismos, y fue la carrera de Microbiología en la que obtuve la licenciatura y luego la maestría. Mi pasión por enseñar y compartir lo aprendido fue el aliciente ideal para quedarme trabajando como docente e investigador en la UCR, en un centro de gran tradición como lo es el Instituto Clodomiro Picado. Las oportunidades de estudiar posteriormente también en la Universidad de Wisconsin-Madison y en la Universidad de Gotemburgo en Suecia las veo como etapas también muy decisivas en mi carrera, la cual oficialmente finalicé el año pasado (2023) al jubilarme, pero que de cierto modo continúa bajo la figura de profesor emérito, la cual me permite todavía participar en algunos proyectos de investigación muy interesantes y mantenerme activo. En resumen, considero haber tenido una gran suerte de encontrar un trabajo que combina todas las cosas que me apasionan, como la docencia, la investigación, y la proyección social.
¿Cuál es el enfoque principal de su investigación en el Instituto Clodomiro Picado y cuáles son los principales objetivos que persigue en el estudio de los venenos de serpientes y sus toxinas?**
Desde mis inicios en la investigación científica (1980) me interesé en una línea de trabajo que existe en el Instituto, que se enfoca sobre el estudio de toxinas que causan daño al tejido muscular, presentes en los venenos de serpiente, y que afectan dramáticamente a las personas que sufren un accidente por envenenamiento (por ejemplo llevando a amputaciones en los casos más graves). Durante más de 4 décadas he seguido trabajando en este tema, donde he realizado mis mayores aportes al conocimiento, que me han sido reconocidos por la comunidad científica en este campo de la Toxinología (Premio ‘Redi’ 2022 de la Sociedad Internacional de Toxinología). Paralelamente, también he incursionado en otros temas como la bioquímica de proteínas y más recientemente la proteómica de venenos de serpientes, una herramienta muy poderosa en investigación de problemas biomédicos.
¿Qué métodos o técnicas innovadoras ha utilizado en su trabajo para caracterizar las fosfolipasas A2 y buscar inhibidores para estas toxinas?
Entre mis aportes innovadores dentro de las investigaciones que realizamos en el Instituto puedo mencionar la introducción de tecnologías para obtener anticuerpos monoclonales (son anticuerpos obtenidos en el laboratorio con diversas aplicaciones), la introducción de técnicas para sintetizar péptidos (son pequeños segmentos de las proteínas), y las técnicas para análisis proteómicos de diversas muestras biológicas.
¿Cuáles considera que son los mayores desafíos en el campo de la inmunología y bioquímica relacionados con el estudio de venenos de serpientes, y cómo los aborda en su investigación?
Hay muchos desafíos que requieren urgentemente mayor investigación en este campo, principalmente llegar a una comprensión más profunda de los mecanismos mediante los cuales diversas toxinas causan efectos dañinos al organismo, y llegar a la obtención de antídotos superiores para la terapia de los envenenamientos, cuyo futuro se enrumba hacia el descubrimiento y utilización de inhibidores (pequeñas moléculas que inhiben a las toxinas) así como el desarrollo de nuevas generaciones de anticuerpos recombinantes de origen humano (en contraposición al uso actual de anticuerpos de origen animal).
¿Qué impacto espera que tengan sus investigaciones en la salud pública y en la medicina, especialmente en el tratamiento de las envenenamientos por mordeduras de serpientes en Costa Rica y en todo el mundo?
En conjunto con grupos de investigadores del Instituto y de universidades extranjeras, he podido colaborar en estudios que tienen como meta la posibilidad de descubrir, caracterizar, y evaluar la eficiencia de nuevos anticuerpos humanos para el tratamiento de los envenenamientos por mordeduras de serpientes. Este es un camino largo pero necesario. Por otra parte, hay un impacto también relevante desde el punto de vista de conocimientos básicos, tales como llegar a comprender el mecanismo de acción de diversas toxinas, porque en el largo plazo se contruyen las bases para mejorar la búsqueda de nuevos inhibidores con potencial terapéutico.
¿Cómo ve el futuro de la investigación en el Instituto Clodomiro Picado y cuáles son sus próximos proyectos o áreas de investigación que le interesan explorar en el campo de la inmunología y bioquímica?
Ya mi rol dentro de la investigación que se realiza en el Instituto es mucho menor, a raiz de mi jubilación, pero visualizo un futuro excelente con el equipo de trabajo que continúa, formado por personal muy destacado y sumamente capaz en sus funciones, que podrá mantener el recambio generacional en forma óptima para que el Instituto permanezca como uno de los centros de investigación de mayor productividad e impacto internacional de este país, como lo demuestran los índices bibliométricos internacionales.
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